No sé por qué siempre estamos posponiendo lo todo, pero si tuviera que adivinarlo diría que tiene que ver mucho con el miedo; miedo al fracaso, el miedo al dolor, el miedo al rechazo.
A veces es miedo a tomar una decisión porque... ¿Y si te equivocas y cometes un error sin solución? Sea lo que sea, lo que nos da miedo una cosa es cierta: Cuando el dolor de no hacer algo es más insoportable que el miedo a hacerlo, es como si cargásemos una pesada carga. Quien duda está perdido.
No podemos fingir que no nos lo dijeron. Todos hemos oído los proverbios, a los filósofos, a nuestros abuelos advirtiéndonos sobre un tiempo perdido.
Hemos oído a los poetas instándonos a vivir el momento. Aunque, a veces, debemos de escucharnos a nosotros mismos. Debemos de cometer nuestros propios errores. Debemos de aprender nuestras propias lecciones. Debemos de dejar nuestras posibilidades de hoy bajo de la alfombra del mañana hasta que no podamos más, hasta que comprendamos por fin que es mejor saber que preguntarse, que despertar es mucho mejor que dormir, y que fracasar y cometer un error enorme es mucho mejor que que no haberlo intentado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario